Juliana Iriart no imita la naturaleza sino procede como ella, dando luz, sin pedir permiso, a situaciones que nos agradan por su belleza, nos pasman por su inconmensurabilidad, nos inquietan por su misterio. Al fin y al cabo, una guata peluda al lado de un montón de apoyapavas es algo tan hermoso y casual como una luna llena detrás de una montaña. Debemos sumergirnos allí como en un paisaje, transitar el ritmo de las formas, tocar con los ojos sus texturas. El suave pelaje el calor de la madera, el espejo fío, la fragilidad del papel….en las instalaciones de Iriart no hay una historia sino todas las historias que seamos capaces de imaginar a partir de las sensaciones que sus elementos evocan. La artista nos hace capaces de sentir con la mente y de pensar con el cuerpo.
Valeria González
Arte Contemporáneo Argentino Artista por Artista #1, Papers Editores, 2008